La Conferencia de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) concluyó esta semana en Brasil, con el compromiso de impulsar una norma internacional para evitar la «biopiratería».
Los casi 200 países que forman parte del Convenio, reunidos en la ciudad de Curitiba, indicaron que es necesaria una norma internacional que regule el acceso y la utilización de los recursos genéticos de un país, con el fin de que los beneficios de la explotación de esos recursos retornen a las comunidades indígenas o locales donde se encuentran y que sus conocimientos tradicionales sean explotados comercialmente.
Por ello, los participantes se comprometieron a desarrollar esa norma internacional antes de 2010 y durante los próximos meses se realizarán reuniones con el fin de implantar los «certificados de origen» de los recursos genéticos. Esos certificados serán los que garanticen que un producto obtenido a partir de un recurso genético (procedente de plantas, animales o microorganismos) ha seguido un procedimiento legal desde el principio.
También esa norma destaca que el acceso a los recursos genéticos debe contar con el consentimiento previo del país y de la comunidad indígena donde se localizan, y que las condiciones de explotación se fijen de mutuo acuerdo. Esa medida pretende que los países en desarrollo que poseen una elevada biodiversidad reciban una remuneración financiera por la utilización de sus recursos genéticos por parte de las industrias farmacéuticas y de cosméticos de los países ricos.
Los principales impulsores de estas negociaciones para conseguir un rápido desarrollo de la normativa internacional han sido los países iberoamericanos y africanos, donde mayoritariamente se localizan los recursos genéticos que buscan las empresas multinacionales para el desarrollo de nuevos productos, basados en muchas ocasiones en conocimientos tradicionales de comunidades indígenas o locales.
«El debate sobre ese régimen venía siendo prorrogado desde hace años. Lo que conseguimos en la conferencia es un avance», afirmó la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, que exhortó a los presentes a no ahorrar esfuerzos para que se cumpla el plazo determinado.
Los delegados de la conferencia de Curitiba, capital del estado de Paraná, determinaron también la prohibición de plantar árboles genéticamente modificados, tema que será abordado en la próxima reunión de la ONU sobre Biodiversidad, a realizarse en Alemania en 2008.
Fuente: lanacion.com.ar
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