Por Daniel Gutson Lugar: Los Naranjos, Orán, Salta E-mail: danielgutson@gmail.com
La madre, de doce hijos, era grande. Las noticias llegaban escasas. Tres de sus hijos, Mario, Juan Bautista y Anastacio, estaban lejos, en la mama quta, el mar grande. Ahora alguien venía a avisarle algo.
En ese momento, tuvo un recuerdo tan antiguo como sus arrugas. Ella chiquita, muchísimos años antes, vio el tuqini llevarse a su hermanito. El brujo lo había elegido para sucederlo. Nunca olvidaría esa separación… Q´uchu, su hermanito , tan suave en infancia como su nombre, música. Y luego recordó, el día en que Mario, en pura brabura, avisó que iría junto a sus hermanos mayores.
La noticia era terrible. Mario, de sólo dieciséis veranos, y Juan Bautista, estaban el 2 de mayo en el mismo lugar: el Crucero General Belgrano. Y Anastacio, en el “Bahía Paraíso”, cuando fue atacado.
No hubo otro mundo posible para la Madre. Sólo dolor de Madre, dolor de tierra que se desgarra, raíces secas.
Demasiado tarde se supo, que Juan Bautista y Anastacio sobrevivieron.
También se supo, así dijeron, que Q´uchu, convertido en ave de mar, ayudó a la Madre, a encontrarse con el awqasiri, su joven hijo guerrero.
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