Investigadores canadienses descubrieron en China los fósiles de tortuga más antiguos del mundo conocidos hasta ahora, que ofrecen nuevos datos sobre el desarrollo evolutivo del caparazón de estos reptiles, según un estudio que se publicó en la prestigiosa revista científica Nature.
Los restos de las tres tortugas halladas datan de hace 220 millones de años y corresponden a una nueva especie bautizada con el nombre de Odontochelys semitestacea , que significa «tortuga con semicaparazón con dientes» y hace referencia a sus características más destacadas: sólo poseía un caparazón ventral y tenía dientes, en lugar de la mandíbula de bordes afilados que poseen las tortugas actuales.
Los que eran hasta ahora eran los fósiles de tortuga hallados más antiguos habían sido descubiertas en Alemania y tienen una antigüedad de entre 204 y 206 millones de años.
Según Xiao-chun Wu, paleontólogo del Museo Canadiense de la Naturaleza en Ottawa, que dirigió el equipo de investigadores, el estudio «confirma la teoría según la cual el caparazón estaría más bien formado a partir de la columna vertebral y las costillas que a partir de las placas constituidas desde la piel», llamadas osteodermos.
Esta hipótesis se ve respaldada por el hecho de que durante el desarrollo embrionario de la tortuga en el huevo, el caparazón se forma de manera similar.
La investigación cuestiona también la suposición de que las tortugas surgieron como animales terrestres y luego conquistaron el ambiente acuático.
Aparentemente, Odontochelys semitestacea vivió en zonas costeras bajas. Esto se concluye tanto a partir del lugar del hallazgo como de la presencia de un caparazón ventral completo, que habría protegido al animal en el agua de los ataques de los predadores. En tierra, un caparazón semejante no hubiese sido necesario.