Por Miguel Middonno. De la Redacción de Clarín.com E-mail: mmiddonno@claringlobal.com.ar
Es mediodía y el andén de Espora, una estación de campo a 130 kilómetros de Buenos Aires, desborda de gente. A los costados, caballos y autos pugnan por un lugar donde recuperarse luego de desandar sinuosos caminos de tierra. Los vendedores, mientras tanto, exhiben con orgullo sus productos. Parece una escena robada de cuando las vías eran sinónimo de progreso, pero no es así: se trata de la segunda edición de la fiesta del tren de trocha angosta, un encuentro que demuestra que -aunque ya no circule- el ferrocarril en este rincón de San Andrés de Giles todavía resiste.
El evento se realizó ayer y fue organizado por la “Asociación de Amigos del ferrocarril General Belgrano”, una organización no gubernamental que trabaja por la conservación de parte de ese ramal. La convocatoria reunió a más de 800 personas que en una jornada dominada por el sol y el viento disfrutaron de espectáculos de destreza criolla, recitales folclóricos y comidas típicas, entre otras actividades dispuestas en torno a la estación ferroviaria.
El tren pasaba por Espora a las 12.06. Siempre puntual, según cuentan viejos trabajadores rurales. Ayer, y como fue costumbre durante décadas, las vías volvieron a estremecerse a esa hora. Pero esta vez, en lugar de aquella recordada formación, asomaron las siluetas de varios aficionados a bordo de sus pequeños vehículos ferroviarios. Con esas zorras y autovías recorren periódicamente el ramal, y trabajan para evitar su deterioro.
La tarde dio paso a los destrezas gauchas. Mientras a un costado de la estación varios paisanos jugaban a la taba, las carreras de sortija y las competencias cuadreras se convirtieron en un imán para los hombres del campo. También para un grupo de ciclistas, que se adhirió al festejo y arribó a Espora tras pedalear por las vías.
Los cantores de la zona también aportaron lo suyo y se hicieron oír mientras los más chicos disfrutaban de los viajes en zorra. La gente se fue yendo con el atardecer, envuelta en el mismo silencio en que había llegado. Cuando la noche se adueñó de Espora, en el andén sólo quedaba un grupo de aficionados, concentrado en un video ferroviario. Al menos por una tarde, la utopía del regreso del tren de trocha angosta le había vuelto a ganar la batalla a la nostalgia.
Y usted, ¿qué historias tiene para contar sobre el ferrocarril? ¿Pasaba y dejó de pasar por su pueblo? ¿Qué cosas se fueron cuando se fue el tren?