La sustentabilidad es un concepto cuya fuerza ha crecido en los últimos años en el sector agropecuario, o agroindustrial (en forma más amplia). Cuando ese concepto comenzó a circular por los ambientes productivos, se refería básicamente a una cuestión agronómica, que permitiera sostener en el tiempo el crecimiento de los rindes y la capacidad productiva del suelo.
Hoy, su significado se expandió sustancialmente, y todas las empresas serias, del tamaño que sea, piensan también que la sustentabilidad incluye también lo económico (sin ganancias no hay futuro) y, además, lo social, porque difícilmente una compañía pueda desarrollarse en forma sustentable si no lo hacen también los distintos «públicos» con los cuales se vincula, ya sean internos (los empleados, por ejemplo), como los externos (la comunidad de vecinos y los clientes, entre otros).
En esa línea, una compañía estratégica de la agrondustria argentina, Profertil, que en su planta de Bahía Blanca produce la mayor parte de la urea que se consume en el país, se lanzó en los últimos años implementar un amplio programa de Responsabilidad Social Empresaria, el nombre bajo el cual cada vez más compañías encaran este tipo de desafíos.
Y, en esa tarea, se vinculó tanto con la comunidad en la que está inserta geográficamente, la de Bahía Blanca, como con la más amplia del sector agropecuaria, con la cual desarrolló distintos emprendimientos, por ejemplo con AACREA (en un proyecto educativo en la provincia de Santa Fe), con la Fundación Los Grobo (en distintas iniciativas productivas, educativas y de asistencia social en la provincia de Buenos Aires) y con otras reconocidas entidades del sector, como Solidagro y EticAgro.
Jorge Hernández, gerente de Relaciones Instituciones de Profertil, explicó que, en estas tareas, el objetivo de la empresa no es cubrir necesidades que son responsabilidad de otras instituciones, sino hacer un aporte en cuestiones como educación o cultura, que ayuden a mejorar la calidad de vida de los participantes de los programas que lleva a cabo la empresa. «Queremos salir del asistencialismo, ir más allá; planificar el futuro», sostuvo Hernández.
El ejecutivo consideró que «hoy nadie puede trabajar solo; hay que hacerlo en red, en nuestro caso apoyando a quienes tienen buenos programas en distintas áreas«.
En ese camino, trabajaron junto a instituciones educativas primarias y universitarias de la zona de Bahía Blanca, facilitaron la llegada hasta allí de varios eventos culturales de envergadura (como la presencia de Julio Bocca, por ejemplo), apoyan a muchos clubes de la región en los que miles de chicos realizan deportes, respaldan la mejora de la calidad de vida y el medio ambiente a través de distintos programas, auspician el trabajo de voluntariado en diversas instituciones por parte de los empleados, e impulsan y sostienen el equipamiento de instituciones de salud regionales, entre otras tareas.
En palabras de Hernández, «estamos involucrados en un proceso de integración, somos parte de la comunidad, tanto de aquella en la que producimos como de otra más amplia: la del sector agropecuario en general«.